Posted by : Antonio Ariza
jueves, 6 de junio de 2013
La
felicidad, es un concepto que tiene un carácter para mí muy abstracto. Estamos
felices cuando nuestro equipo de fútbol gana, cuando recibimos dinero por
nuestro cumpleaños, cuando reímos con nuestros amigos, cuando hacemos algo bien
o bueno, etc. Existen multitud de ejemplos de cosas que nos producen felicidad.
Según mis
ideales la felicidad es algo difícil de expresar con palabras pero “fácil” de
sentir. Es un sentimiento completo, de bienestar con nosotros mismos, con la situación
que nos rodea así como con la gente. Hay gente que basa la felicidad en bienes
materiales, lo veo algo lógico en este sistema de consumición abusiva. Pero,
¿nos llena realmente a todos tener más que el prójimo? Claro, es lo que nos
inculcan y lo que vemos a nuestro alrededor, soy más feliz cuanto más tengo. Yo
soy de los que piensan que eso no es el concepto de felicidad.
El dinero
para que nos entendamos, es simplemente un billete que no tiene más valor que
el que se le da a ese papel con un número impreso (si es de los morados todavía
mejor). En esta sociedad hemos dado demasiada importancia a ese papel, con el
que compramos amistades, derechos, libertades, modas, etc. En función de ese
dinero nuestra felicidad aumenta o disminuye. Es cierto que tal vez este nos
ayuda de alguna manera a encontrar la felicidad aunque no nos la de con
plenitud, totalmente cierto. Pero únicamente es por lo que he explicado antes,
por el dichoso sistema capitalista. Yo soy de los que pienso que la felicidad
es por ejemplo amistad, pero verdadera amistad nada de comprar amigos con tu
dinero sino que se sienta el verdadero espíritu del compañerismo. Reír con tus
amigos, es un verdadero concepto de felicidad. No hay mayor plenitud que la que
sientes un día de huelga con tus amigos.
Otro
ejemplo sería el de ayudar a personas que estuvieran en una situación de
marginación social o que pasarán por una mala racha. El poder ayudar a esas
personas, el poder arrancarle una perfecta sonrisa de la boca, sería uno de los
más preciosos regalos que una persona te puede dar. Las gracias y el
reconocimiento a ese trabajo por el que has entregado tu corazón y al que le
has puesto mucho mimo, es una manera de esfuerzo que en mi caso me llena de
plenitud.
Si por mí
fuera en este preciso instante firmaría un papel en el que firmase de por vida
vivir con menos (sin pasar calamidades) pero ser feliz eternamente. Es una
utopía pero bueno, tal vez quién sabe si algún día se pudiera llevar a cabo. Y
es que no hay nada mas armonioso que el sentirte feliz sabiendo que es una
felicidad verdadera y no material, de una o unas personas con alma y no con
pilas que depositan en ti una semilla que crece como un bonito cerezo.
La cuestión
más difícil que se me plantea es como conseguir la felicidad, porque obviamente
no todo el día estoy feliz ya que hay situaciones en las que no puedo luchar
contra el espíritu del pesimismo que hoy en día por ejemplo genera la situación
de paro en países como España. Esta frustración que provoca el querer trabajar
a pesar de ser unas de las personas más cualificadas de toda Europa para no
encontrar trabajo en ningún lado, genera un desconcierto en mí que me hunde un
poquito hacia la tierra. Estudiar para “nada”, es cierto que todo lo que se
estudia, estudiado queda. Esta última reflexión es un claro ejemplo de la
sociedad pesimista en la que vivimos, porque asociamos dinero a felicidad. Yo
aclararía esta frase, asocio el no vivir muy mal a felicidad pues existiendo
verdadera amistad y sentimientos como el amor la felicidad llenará mi alma y me
hará sentir la misma.
Lo único
que pediría para alcanzarla sería no vivir en una situación como las muchas que
vemos hoy en día en la tele como desahucios o de personas que no pueden sacar
adelante a una familia. En no faltándome casa, amigos y amor, mi vida, lo juro
aquí mismo, estará repleta de sentimiento armonioso llamado felicidad.